La mujer oveja negra y su conflicto con la feminidad

Cada cultura tiene una versión de lo que significa ser mujer, y cada familia tiene su karma potenciando los aspectos más oscuros del estereotipo.

Pero cuando nace una oveja negra que quiere expresar su forma única de ser mujer, va a chocar con el lastre del karma familiar. Eso sí: este choque hará que sea la única capaz de ver el problema y cambiar su vida.

Estereotipos y conflictos con la feminidad

En mi experiencia, veo que hay 2 polos de estereotipos de mujer. En el medio, un millón de grises y mixturas. Te los muestro con 2 ejemplos:

Mi madre y las anti-estereotipo

Ella era la gran abnegada, la sacrificada. Y sobre todo, anti princesas: nada de arreglarse ni cuidarse (incluso la salud). Porque hacerlo era signo de vanidad, que sabemos es un pecado mortal y te vas a ir al infierno. Ni que decir que mostrarse femenina, digamos apenas un delineado, es ser una puta.

Su gran tema de fondo es no valer como mujer sino como varón (como italiana, los hijos valen si transmiten el apellido). Por eso negaba todo del arquetipo femenino primoroso, delicado y receptivo y más bien buscaba parecer un varón, ser ruda, anular todo lo que fuera femenino excepto dar hijos (varones), poder hacer todo sola para no molestar/depender de un varón.

He visto amigas con energía de batalla, de hacer todo solas, de ser las profesionales exitosas, pero sin rastro de rasgos femeninos en la ropa, el pelo, los modales. Pero con el mismo conflicto de mostrar que valen igual o más a pesar de ser mujeres. De necesitar demostrar que pueden. Y con el mismo ataque a otras mujeres que elijen otra forma de expresarse, queriendo forzar a otras a negarse lo femenino o queriendo imponer un nuevo estereotipo.

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Las chicas fresas, el estereotipo extremo

Así me dijeron que les dicen en Perú a las chuchis que se la pasan arrenglándose y tienen ese look coquette ultra femenino. En este extremo, las mujeres aprendieron a arreglarse constantemente porque sino, no te quieren y te vas a quedar sola.

Aquí, en lugar de la esclavitud por luchar en modo masculino para hacerse un lugar o de anularse para parecer varones, se vive la esclavitud de la apariencia, el cuerpo y la moda. Aquí se compite por destacar y, a veces, por ser la favorita del harén de alguien.

Aquí la ansiedad no es por llegar a todo en veinte roles (trabajo, casa, social), sino porque es imposible ser siempre joven, bella, alegre, solícita, impecable. Por estar en lo último de moda y tendencias de looks.

El mandato de valer sólo por cómo te ves. “Antes muerta que sencilla”.

Y el mandato de hacer lo que sea para que otros te mantengan, el polo extremo de la receptividad.

Ojo, a veces nos disfrazamos de antisistema, pero ante una figura de autoridad empezamos a competir por ser la favorita del harén. Estas contradicciones entre mandatos y patrones también son desquiciantes en sí mismos.

¿Te identificás con alguno de estos polos o una mezcla? Escribime en comentarios cuál es tu caso.

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Un punto de partida para sanar: identificar el mandato o patrón y sus contradicciones en tu vida.

¿Ya identificaste qué mandato hay en tu historia familiar? ¿Cómo está en conflicto con otros mandatos o con tus deseos más profundos de paz y prosperidad?

Identificarlo es el primer paso. Después hay que reentrenarse los pensamientos para vivir y dejar vivir: dejar de juzgar y querer imponer a otras mujeres una forma de ser mujeres que además viene de heridas ancestrales y no de tu ser interno y lo que tu alma quiere hacer.

Mientras más visceral tu respuesta a lo que hacen otras mujeres y lo que les querés imponer, más karma tiene tu familia y tenés que borrar en vos para tener paz.

¿Por dónde empezar? Las cosas que le escuchaste decir a tu madre y tu abuela

La madre anulada: cómo criticaba y buscaba sentirse moralmente superior a las que se maquillan y se arreglan y el discurso sobre cumplir perfecto todos los roles (esposa, proveedora, miembro de la comunidad)

Empezar a cuidarse, arreglarse.

Equilibrar: empezar a sacar la energía femenina y usar donde corresponde la energía masculina.

Trabajar el miedo al rechazo, el sentimiento de injusticia y dejar de juzgar a todas.

Estar linda porque sí y no porque mamá decía o el grupo feminista dice que así se corta el pelo una mujer empoderada.

Tu mejor don es que vas a hacer lo que se te de la gana y seguramente vas a priorizar comodidad y funcionalidad, pero podés caer en recetas externas “anti”. Recordá que la belleza y la armonía son necesarios para la materialización y la expresión de la creatividad. Si llenamos la vida de caos, acumulación y desarmonía, nuestras relaciones, finanzas y salud mental van a ir cuesta abajo.

La madre fresa: cómoda criticando y sintiéndose moralmente superior a los nuevos arquetipos más lanzados.

Aflojale a la obsesión por el aspecto y por cazar hombres.

Equilibrar: sacar la energía masculina para no depender de un proveedor y tener tranquilidad y autonomía.

Trabajar el miedo a la soledad y al rechazo. Aprender a estar linda porque sí y según tu versión y no de la publicidad siempre cambiante.

Tu mejor don es que te va a costar menos cuidarte y equilibrar la vida, difícilmente vivas sólo para estudiar o trabajar, aunque puede que si por fin te casás o tenés hijos te descuides si ese era el fin último de tu existencia. Tendrás menos prejuicios a la hora de compartir y de salir de nuevo al mundo o de hacer tareas manuales o físicas para aliviar el estrés.

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Este es el párrafo más importante que quiero que te lleves

Hay muchas formas de expresar lo femenino. Según la astrología hay al menos 12 formas de ser mujer y 12 áreas de vida donde la feminidad va a estar actuando. Según Shinoda Bolen hay 7 formas de ser mujer (“Las diosas de cada mujer”) y 6 más considerando que hoy también tenemos que salir a actuar con nuestro masculino interno (“Los dioses de cada hombre”). Recomiendo encarecidamente leer estos dos libros y acerca de Venus en los 12 signos.

Si hay tantas formas de ser mujer y todas estamos tratando de sanar lo que el karma familiar nos impuso ¿por qué seguimos criticándonos e imponiéndonos viejos y nuevos estereotipos?

No critiques a quien se maquilla. Tal vez en su familia se anularon y eran mujer sólo para tener hijos. Suelen ser familias con historia de pobreza y servidumbre y con gran impronta religiosa (donde arreglarse = puta). En realidad, competían entre mujeres por quien era menos mujer, sea por motivos religiosos, porque sus padres deseaban un varón o para hacerse nada (no ser vistas y así evitar el abuso). Poder arreglarse, maquillarse, hacer ejercicio, mostrarse, es muy sanador para una oveja negra nacida en una familia con este karma.

No critiques a quien decide no maquillarse. Tal vez en su familia las mujeres tenían el mandato de estar siempre bien, de verse bien y tener logros. Incluso los contradictorios: profesión, hijos, actividad comunitaria. Saber hacer de todo, hacer de todo y hacerlo bien y todo eso sin que se moviera un pelo de su perfecto peinado ni se le corriera el maquillaje. No envejecer, siempre poderosa. Poder pasar de la apariencia y de los logros es alivianarse el peso de sostener la imagen y la reputación de superhumano y así sanan las ovejas negras nacidas en familias hiperexigentes y perfeccionistas.

Dejemos de juzgar a otras mujeres y de juzgarnos a nosotras mismas con el prisma de los karmas y los miedos de nuestras ancestras en supervivencia. Mejor pongámonos a ver cómo nos afecta en nuestra expresión actual para vivir en libertad y en paz. Y vayamos a solucionarlo en su raíz.

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