¿Por qué cambiamos (mal) cuando estamos en pareja? [Cómo sanarlo]

¿Por qué hombres y mujeres cambian cuando están en pareja (de novios, conviviendo o casados)? Ese cambio puede ser un problema cuando se despiertan roles, emociones y actitudes negativas.

Peor cuando con ello repetimos un patrón presente en la familia, a pesar de todo lo que hayamos trabajado en nosotros.


Hoy te explico 5 causas principales que he observado en mis consultantes y en mi misma.

Síntomas

Te ha pasado que estabas soltero/ soltera y eras de una forma. Y cuando estás de novio o te casaste o te juntaste, has cambiado completamente. No te reconoces. No te gusta en lo que te transformás. 

Puede pasar que cuando estás soltera/soltero estás muy tranquila. Llevás tu vida, tus emociones están relativamente ordenadas, pero cuando empezás a estar de novia, o ya  entrás a convivir, o cuando te casaste;  te empiezan a pasar otras cosas.

Y empezás a estar todo el tiempo enojada, retando al otro, discutiendo. Surgen celos, surgen miedos. 

También puede pasar que tal vez sos muy independiente y te encontrás  maternando al otro, como si fuera un niño. O convirtiéndote en una Marta Stewart del hogar.  Y no te reconoces, porque también te podés sentir muy insegura.

Y no te reconoces, porque estando soltera tu energía, tus emociones, tu mente, están en otro estado. Y cuando estás en una relación, no te reconoces. Y tal vez ni siquiera te gusta en lo que te convertís. 

Si sos varón puede ser que también empiezan muchos miedos, que te sientas amenazado, que empieces a tener muchas preocupaciones por el dinero. Una necesidad de querer escaparte. Ahora vamos a ver algunos de estos orígenes en orden de intensidad. 

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Se termina la etapa de conquista

Bien, lo primero es que una cosa es como es uno en etapa de conquista a como es uno realmente; lo que uno puede sostener realmente en el tiempo.

Nos pasa a hombres y mujeres, pero sobre todas a las mujeres, que, en la etapa de conquista, somos muy complacientes y queremos que el otro se quede a costa de mostrar lo que creemos que el otro quiere y necesita. 

Y eso es insostenible. Llega un momento en que ¡necesitamos hacer nuestra vida, nuestra rutina normal! ¡Y del otro lado también pasa lo mismo!

Entonces, a veces (sobre todo hasta que uno ya tiene un poco más de madurez de cómo encarar una relación), uno está creándose expectativa según lo que el otro me está mostrando que cree que yo quiero ver. Y yo al otro también le genera expectativas de cómo iba a hacer la relación.

Y como me dijo una vez una gran amiga: lo que no se habló los primeros cuatro meses, después ya es difícil dar marcha atrás y generar nuevos acuerdos. Lo que se generó como contrato y como forma de convivencia, de operar juntos en esos primeros meses, después ya queda queda establecido.

Entonces, si en los primeros meses mostramos o hacemos cosas con las que no estamos tan de acuerdo, pero lo hacemos por complacencia, porque el otro nos aprecie y se quede… Y: después no va a haber forma de sostenerlo. Entonces, hablando de expectativas, esto nos va a generar enojo y va a empezar el tire y afloje de querer cambiar al otro.

Las mujeres con el otro, y el otro con una. Sea pareja hetero o no, porque esto en las parejas homosexuales también pasa, de querer salir a conquistar al otro y después no se cumplan las expectativas y empieza el tiro de floja de querer transformarlo en lo que nosotros primero habíamos visto.

A medida que uno va madurando y se muestra en un principio tal cual es, después hay menos fricciones.

Entonces, el primer motivo por el que nos transformamos cuando estamos en pareja es: primero que, en la etapa de conquista, no nos mostramos tal cual somos. Y segundo, llegado el momento de que uno empieza a mostrarse y el otro nos muestra a tal cual es, viene el enojo. Y viene la frustración y al querer que el otro cambie. Entonces ahí hay que analizar por qué somos tan complacientes, por qué queremos que el otro se quede, por qué perseguimos al otro. Y por qué después lo queremos cambiar todo el tiempo. A qué lo queremos cambiar. Qué expectativas tenemos realmente.

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Se activan heridas de la infancia

El segundo motivo por el cual cambiamos cuando estamos en pareja es que toda relación nos va a activar heridas.  Y estas heridas son: de rechazo, de abandono, también de injusticia, de humillación, de traición. 

Entonces, haga o no haga el otro; nosotros, lo que el otro haga o diga, lo vamos a estar percibiendo desde nuestras heridas.

Estos filtros de percepciones, estos lentes que tenemos que están formados de todas nuestra experiencias pasadas, de nuestros micro-traumas.  Y, a veces incluso antes que el otro hago, diga nada. Por ejemplo, la herida del abandono o del rechazo; antes que el otro diga algo, nuestra cabeza ya empieza a funcionar a mil y vamos a actuar en base a ese rollo que se nos hace en la cabeza.

Entonces haga o no haga el otro, diga lo que diga, diga o no diga; a nosotros se nos van a activar. Porque estamos en una relación cercana en la que empezamos a abrir esa coraza, esa armadura. Y empiezan a surgir todos estos miedos, todos estos patrones en los que aprendimos a relacionarnos, en los que aprendimos cuál era nuestro lugar en el mundo, o “lo que nos va a pasar” porque siempre nos ha pasado, porque nos pasó desde chicos.

Entonces uno empieza a actuar desde ese miedo con enojo, con control, con hacerse pequeño, con dejarse para lo último.  Entonces tal vez no es que el otro hace algo que nos disminuye la autoestima. Nos despierta esa humillación, ese abandono, esa traición. Tal vez no es ni siquiera que el otro está haciendo nada, pero nos despierta esos celos. 

Entonces, ahí, bueno: toca ir a trabajar con las primeras experiencias de la infancia con papá y mamá, a ver por qué estas heridas están presentes y sanar esas heridas. Es obvio que vamos a ir a trabajar siempre a las primeras relaciones con los padres, con los hermanos, con los abuelos; pero hay que trabajarlo.

A ver: en el próximo video vamos a hablar de por qué evitamos estar en pareja. Muchos de estos puntos tienen que ver con que si ya ha estado de novio o en pareja, y algunos de estos puntos te suenan, te identificás; es probable que no quieras repetirlo y que la vía más fácil sea así: Yo no voy a estar nunca más de novia, nunca más en pareja. Mira, pebeta enamoradiza, pebete enamoradizo: vas a volver a caer.  Así que: mejor trabajate estos aspectos así lo de lo próximo que te enamores sea algo que te haga bien.  Pero para que llegue algo que te haga bien, vos tenés que estar bien.

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Se activan arquetipos

El tercer motivo por el cual nos desconocemos cuando estamos de novio o en pareja, es que se activa algo más sutil, pero no menos profundo o importante, que son arquetipos.

Todos tenemos arquetipos que se nos activan en determinadas situaciones. Tenemos un arquetipo principal en el que los movemos, pero en el roll de noviazgo y de pareja, se van a activar aquellos arquetipos relacionados con la vida de pareja. Seas hombre o mujer, yo creo que es importante conocer los arquetipos de Deméter, de Perséfone y de Hera.

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Hera: La traicionada

Hera, por ejemplo, era la esposa de Zeus: Si sentís que tu marido no está disponible, tu pareja no está disponible, sos celosa, estás siempre controlando, que vos das para más pero no estarías mostrando todo tu potencial y siempre estás ahí como en segundo lugar y celosa y hasta envidiando lo que el otro hace; es probable que se te despierte el arquetipo de Hera. 

Recordemos que Zeus andaba siempre tirando la chancleta al aire, en cualquiera, y era como el Dios principal. Y ella siempre estaba sufriendo todas sus traiciones.

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Deméter: La Gran Madre

Se puede activar también el arquetipo de Deméter, de la gran madre. ¿Te pasa que te olvidas de vos misma y te la pasás todo el tiempo pendiente del otro? ¿Un poco más cepillándole los dientitos al señor/ a la señora? Deméter, a ver, era la gran madre: Entonces te la pasas cocinando, limpiando. Así de soltera seas la gran feminista, luchando por la igualdad, o seas súper independiente, cada uno sus rutinas, tiene que ser todo 50/50…  De pronto, cuando estás en pareja, te desconoces porque estás ahí en la cocina y fregando platos y todo y criando niño y pensando en criar nietos y en el perro y en el gato.  Pero que, en un aspecto de sombra, lo hacés para que el otro te reconozca. Te empezás olvidar de vos misma, de tus proyectos. Te empezás a dejar.

Como varón, esto también se te puedo despertar porque puede que te transformes en el gran proveedor. Que quieras hacer todo por ella, ponerle la comida en la boca, caminar por ella, “no, no, vos no te muevas, yo hago todo por vos”. Y que también después te sientas resentido de que no te lo reconozca. Porque estas personas que siempre ayudan y que siempre quieren hacer todo por el otro, en el fondo, están queriendo un reconocimiento por ese servicio.

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Perséfone: La raptada injustamente de su inocencia

El arquetipo que para mí más hiere y que más emocionalidad genera, y por el cual nos damos cuenta que nos está tomando un arquetipo, es el de Perséfone. Es aquella doncella que fue raptada.

A ver tal vez sos una enamorada del amor. Y cuando la relación empieza a ser de responsabilidades y no es todo salir todos los fines de semana y empieza la rutina, la monotonía… ¡Ay! Parece que te hubieron raptado al inframundo. La gran injusticia. “!Esto no es lo que yo pensaba¡”. “!Esto no es lo que yo quería¡”. Les pasa mucho a chicas con mucha ingenuidad o con una visión muy de película de lo que es la vida en pareja, o el tener hijos, o el casarse y convivir y compartir gastos. Que no tiene una visión madura y realista de lo que es la vida en pareja y de la crianza. Que entonces, cuando caen todas estas responsabilidades y todo el estrés de lo que conlleva, choca con esa imagen idílica. Y entonces sienten como si la vida las hubiera raptado y las hubiera metido en un pozo. Como que la vida es injusta, la vida las engañó, porque ellas querían (y hablo de mujeres, porque sobre todo les pasa a las mujeres). No era lo que ellas querían a la vida me la pintan como que es todo color de rosa y que sí: con el anillo o con el novio ya está, tienen solucionado todo. Y la vida no es así. Entonces, desde este enorme choque de realidad se vive de una forma como si hubiesen sido raptadas y encerradas en un sótano.

Y tal vez la pareja no hace nada. No es que la pareja sea tóxica. Sino que no estaban preparadas, con la madurez y con el realismo de entender qué es lo que conlleva la vida en pareja, el tener hijos, el noviazgo, las responsabilidades, los días grises, lo que es trabajar la relación, la comunicación, el trabajarse a uno mismo. A medida que uno va evolucionando el otro también y hay que ir acomodando todo el tiempo. Todo el tiempo.

Y ojo que hay varones que también les pasa que su imagen, se enamoran de una chica y se hacen toda la película de lo hermoso que sería tener esta persona en sus vidas. Y después cuando empieza la convivencia, el uso del baño, la cocina, quien cocina, los gastos, lo que implican compartir gastos o ser el proveedor; se empieza a vivir de una forma como que hubiese sido traicionado. La vida me traicionó. O esta persona me traicionó. Porque yo me imaginaba viviendo con una princesa. Y la otra es un ser humano como cualquier otro, con sus rayes y con sus exigencias y con sus necesidades. Y se siente como algo muy injusto, como una trampa y como que también te agarraron, te secuestraron y te encarcelaron, en un sótano también.

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Se fusionan las auras

El cuarto motivo por el cual nos transformamos cuando estamos en pareja (Y esto ya no depende tanto de nuestra propia energía, sino también de la interacción con el otro): Y es que, cuando hay relaciones, cuando hay intercambio de fluidos, vamos a decirlo así; a nivel energético, se dice que las auras se fusionan. Se establecen cordones entre los chakras y las auras se fusionan.  Y bueno: lo que haya en el aura del otro se pega a la mía, lo que haya de desequilibrado o ensuciando el chakra de uno va a afectar al mío. Y lo mío al otro. Entonces puede pasar que te desconozcas porque empieces a sentir emociones que vos nunca has sentido y que por ahí son emociones del otro.

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Sinastría

Esto, por ejemplo, en el sistema de Diseño Humano, que es parecido a la carta natal astrológica, en diseño humano se explica que cada uno tiene como canales y puertas que, al interactuar con la puerta del otro, se pueden establecer canales y así se activan determinados centros de energía.

Entonces, supongamos que la otra persona tiene una puerta de un centro de energía que se maneja mucho con olas emocionales y voces no lo has tenido nunca. Tenés una puerta, pero no lo tenés activo ese centro. Y al interactuar con esa persona, ambas puertas conectan, se establece ese canal, se activan esos centros; y vos empiezas a sentir una ola emocional, olas emocionales, que en tu vida habías experimentado. Y esto puede ser súper caótico hasta que sos consciente que es esta interacción. Y no es que el otro es culpable, que está haciendo algo. Es ese intercambio de energía. Y mientras estés con esa persona, vas a tener esa activación y vas a tener que aprender a manejarla.

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Larvas y campo mental

También entre todo lo que se está fusionando en el aura, cuando el otro está en una situación densa, tuvo un viaje muy pesado en el tren, en el subte o el colectivo, todo lo que él se le pegue a vos también se te va a pasar. Entonces hay que tener también una gestión energética de lo que se nos pega a lo largo del día.

También los pensamientos que nosotros estamos todo el día generando, esta nube, al otro también se le pega, lo afecta. Entonces no es sólo ponerse en el roll de víctima de “Vos tenés esto y me lo pegas a mí”.  Pasa que las mujeres somos mucho más receptivas a eso, a tomar; porque somos como transmutadores y entonces es normal que lo que el otro traiga se nos viene y nosotras lo tenemos que transmutar. Si vos sos mujer y no sabes técnicas energéticas, estás en problemas. Tenés que aprender a gestionar. Aunque sea descargar a tierra, descargar a tierra todo lo que no es tuyo. Todos los días. Uno o dos veces por día, esta intención de descargarle a la tierra, lo que no es tuyo, las emociones y los pensamientos que no son tuyos. Si tenés insomnio a la noche y pensamientos intrusivos, descargá lo que no es tuyo.

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Cordones o lazos

Imaginate si ya llevas varias parejas y nunca hiciste una limpieza energética, nunca cortaste esos lazos que se creaban con tus parejas anteriores (así haya sido una sola noche o un solo besito, ahí ya se generan cordones energéticos con las otras personas). Y a través de estos cordones te está llegando a toda esa energía. Y si esa otra persona no muy “responsable energéticamente”, es como si te estuvieras acostando con todas las personas con las que esa persona también se está acostando. Entonces hace falta hacer unos cortes de lazos, unas limpiezas energéticas, unas limpiezas en los órganos energéticos y del aura para volver a, para que todo eso que no es tuyo se vuelva a su origen y vos empezara a reencontrarte con vos misma. Y que la persona con las que estás ahora sean solamente ustedes dos.

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Se activan roles y memorias de tus ancestros

Y el quinto motivo, para mí muy importante porque lo he sentido bastante, es que se activan roles y memorias ancestrales, de nuestro árbol familiar, de lo que vivieron nuestras madres, abuelas, bisabuelas, tatarabuelas, abuelos, padres, atrás en el tiempo. Y es como si se rebelaran, gritaran, a través nuestro. Entonces, a veces la otra persona no hace nada, no dice nada, pero identificamos esa actitud como algo “raro” y se nos despiertan unas emociones como de bronca, de injusticia. Sobre todo mucho enojo. Y es algo como muy visceral, que no podés identificar de dónde viene y que, como decía en el caso anterior, vos nunca has sentido.

Y ¿de dónde viene esto? Si más o menos conocés la historia de tu abuela, de cómo la pasó, de cómo se llevaba, un poco, con tu abuelo (o al revés, tu abuelo con tu abuela), te podés llegar a dar cuenta: “¡Claro!, la Nona seguramente se enojaba con el Nono cuando hacía estas cosas, y ella  sentía toda esta rabia, toda estas ganas de gritarle, esta  ansiedad”. O este miedo al abandono. Este miedo a que le pasara algo. Por ejemplo, a ver: abuelas o abuelos cuya pareja era alcohólica. Y las mujeres, sabemos que hasta mediados del siglo xx no podían trabajar. No es que no querían: no podían. Entonces dependían de que un hombre las mantuviera. Y si ese hombre era borracho, se la pasaba peleando, o apostaba, o era marinero se iba al mar y se perdía y no sabían si volvía o no volvía; o actividades peligrosas o riesgosas, o era soldado, etc. … Vivían con el nudo en la garganta de no saber qué iba a ser de ellas si a este hombre le pasaba algo.

Entonces con los temas de dinero, lo que hace el otro con su vida, con sus pasatiempos, con su dinero; te pueden despertar, por ahí, terror o una necesidad de controlar. Entonces, este tipo de desborde emocional, hay que saber que tal vez ni siquiera es tuyo y de tu infancia, tal vez son tus ancestros que están  gritando a través tuyo.

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Resentimiento hacia hombres y mujeres

Otro patrón que se puede manifestar es que de la nada, tal vez estás con una persona que es divina, que es buena gente, que está pendiente de vos que no te pase nada, no molestarte, te quiere, realmente está ahí para vos…  Pero a vos se te despierta un odio a los hombres, un odio a las mujeres. Una cosa así de raíz.

(Y a veces estas emociones no nos surgen a menos que uno se sienta seguro de que puede expresarlas). 

¿Por qué odio a los hombres? Y bueno, tal vez sabido mucho abuso, mucha dependencia, mucho maltrato o destrato, negligencia; de parte de los hombres de la familia, en el árbol, hacia las mujeres. 

¿Odio a las mujeres? Y porque en esto de que las mujeres dependían de los hombres, los cazaban. Y todavía los cazan, doy fe. Para que las mantuvieran. Y eran realmente muy crueles después en la forma de manipularlos y de hacerles la vida imposible.

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¿Cómo sanar?

Entonces yo te invito a que mires de frente estos aspectos. No solo para tener una mejor relación, que llegue una mejor relación, o mejorar tu relación actual; sino tu relación con vos mismo.

Porque todos estos asuntos generan inseguridades, ansiedad, un estrés ahí en segundo plano que no nos damos cuenta a veces que está.  Unos miedos a relacionarlos con los demás. 

Pensá qué tranquilidad que genera la vida cuando no tenés todo esto en segundo plano.

La forma en la que yo lo hago, que a mí más resultado me ha dado, a mí misma y en mis pacientes, ha sido Reprogramación de la Memoria Celular, el método Gonçalvez. Para mí es el que va al grano, al origen. Y el que lo borra de un plumazo.  Realmente salís de la sesión ya con el tema solucionado, nada de estar “en proceso” 10 años en carne viva y tratando de solucionarlo.

Obvio: yo siempre digo que hay tres frentes que hay que atacar. El frente mental y de las creencias. Y cuando uno se pesca pensando estas cosas; hacer el switch voluntariamente y ponerse voluntariamente en la tarea de cambiarse la cabeza y de actuar en consecuencia. Pescarse cuando uno está por tomar decisiones o decir algo. Tomar voluntariamente las riendas y redirigir su propia vida, sus propios actos, sus propios pensamientos, sus propias palabras.

Pero este frente que está en segundo plano y a veces no nos permite tomar las riendas de nuestra vida, es importante trabajarlo desde lo energético también.

¿Yo como lo trabajo? Yo tengo el programa “Soltando a la familia de origen”, donde vemos muchos de los programas heredados que no le permiten, a las ovejas negras de la familia, tener esa vida de paz, plenitud y prosperidad y libertad que siempre quisieron. Entonces, si vos notás que el último punto, el de los programas, las memorias y los roles familiares te afectan no sólo en cuanto a pareja, también en tu vida laboral, en tu paz mental; este programa te puede interesar.

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Y bien, eso es todo por hoy.

Un abrazo gigante.

Meriem

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