Hay momentos de mucha tensión y preocupación, o que nos vemos arrastrados en la corriente de temor, odio y escasez de la masa o de un grupo específico. Y entonces nos encontramos sin energía para los propios proyectos. Tenemos pensamientos intrusivos que no nos dejan dormir y estamos gastando nuestros días en preocupaciones en lugar de mis propios sueños y objetivos vitales.
Hay momentos de quiebre, que te das cuenta que tu vida tiene que dar un giro desde los pensamientos mismos que sustentan tus actitudes, acciones y costumbres.
Quedate porque te voy a explicar tres formas de recablear tu mente y tres aspectos de esta práctica.
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Los 3 pasos para recablear la mente
Primero: Dejar de intoxicar
Como si fuera un órgano, como el hígado que estás tratando de sanar, el primer paso es dejar de intoxicarlo. Entonces, vamos a dejar de darle energía a lo viejo, a lo que veníamos haciendo, a lo que venía nutriendo nuestra mente.
Le vamos a quitar energía.
Esto implica dejar de ver las cuentas de redes, dejar de seguir ciertos perfiles que nos generan ansiedad. Dejar de ver tele. Aunque ya poca gente ve tele, pero hay plataformas de streaming o de películas y series on demand, que venden la libertad de elección pero en realidad no podés elegir.
A veces también hay que dejar de ver a algunas personas, de merodear ciertos grupos, que nos están drenando, que nos contagian de pesimismo, de ideas de baja vibración, de escasez, de chisme.
En fin, me tengo que plantear de qué me nutro, cómo me nutro los sentidos: información, arte, el discurso de “paz o guerra” en esta forma de “buenos contra malos”, el marketing del enemigo común.
¿Qué saco de esto que me nutre? ¿Qué frutos estoy teniendo, en función de lo que estoy incorporando a mi mente y a mis sentidos?
Segundo: Hacer un detox mental
Una forma de sacar la toxicidad que tenemos en la mente, obviamente, es la terapia psicológica. Yo no hago terapia psicológica, pero te recomiendo que busques un buen terapeuta: Nadie conoce mejor los vericuetos de la mente que aquellos que la ha estudiado.
Otra forma es llevar un diario. Hay algo que se llama brain dump o volcado de cerebro, que no es más que hacer una lluvia de ideas, o escritura en automático también, de todo aquello que está rondando tu cabeza: desde las cosas por hacer, los pendientes, hasta las emociones.
Incluso hay preguntas preestablecidas que se pueden llevar, y hacer un diario de esas preguntas para ir volcando todo lo que está de fondo preocupándonos, las creencias de fondo. Hay preguntas específicas, que podés buscar en internet, para ir detectando esas creencias.
Tercero: fortalecer, reconstruir
Y el tercer paso en la sanación de cualquier órgano, y de nuestra mente también, es fortalecerla, nutrirla de mejores cosas.
Aquí podemos aprender nuevos hábitos mentales e inundarla de nuevas cosas, nuevas lecturas, nuevos canales de youtube, nueva música (o la vieja música que te hacía bien), nuevas compañías, mejor comida. Recordemos que la comida inflamatoria tiene un rol importante en nuestro cansancio mental.
3 aspectos del proceso de crear nuevos hábitos
Respecto al punto anterior de aprender nuevos hábitos mentales, tenemos que aprender (mejor dicho, acostumbrarnos), a detectar qué estamos pensando.
Hay tres aspectos de llevar adelante esta práctica.
1- Altibajos, ciclo y progresión
El primer aspecto es tomar conciencia de que no es un proceso lineal: Son tres pasos adelante y uno atrás. Y además es cíclico. Partimos de una fase de “lo que estamos acostumbrados”. Y cuando empezamos a aprender, y estamos muy atentos, a veces no sale hasta que se transforma en algo automático y se transforma en la nueva fase cómoda.
Pero hay que prestarse mucha atención todo el tiempo, sobre todo al principio en esta fase de estar aprendiendo. Una forma es hacer rituales. Un ritual no es algo mágico, es simplemente seguir ciertos procedimientos para poder estar totalmente presente en lo que se está haciendo. Pero en este proceso de aprendizaje, como te decía, es cíclico y a veces son tres pasos adelante y uno atrás en que avanzamos y avanzamos… y tenemos alguna recaída. No es 100% hacia adelante todo el tiempo.
También tener en cuenta que al principio, el aprendizaje necesita mucho detalle y mucha atención y concentración. Algo que te sugiero para crear estos nuevos hábitos mentales es primero poder tomar nota en papel. Sí, ya sea ¿en la era digital? Pero creéme que un papel tiene otro efecto.
Entonces en el día, o en la semana, podemos ir anotando situaciones que hemos vivido, cómo me he sentido, qué he estado pensando de esa situación.
Y ese sentir, ese pensar, cuestionármelo: ¿es válido?, ¿es una sensación?, ¿hubo algo concreto que me llevó a esa emoción?, ¿en realidad es una situación que me recuerda otra antigua traumática?
También anotar en papel me ayuda a cuestionar el resultado de ese pensamiento. Porque tal vez ese pensamiento fue mínimo, pero fue una escalada o una espiral descendente.
Puedo sostener, apoyar, con afirmaciones positivas. Tomemos nota cuando estoy escribiendo o leyendo una afirmación positiva: ¿Qué resistencia tengo hacia esa afirmación?
Porque eso me ayuda a detectar raíces de creencias.
Por ejemplo, si he tenido una semana caótica y se me han disparado un montón de pensamientos respecto a que no puedo manejar el caos. Y junto a eso, tengo una afirmación respecto de la paz en medio del caos, o de que el caos es un signo de que me estoy moviendo. Y noto resistencia hacia eso (la afirmación), puede ser porque tengo en mi ADN creencias negativas acerca del movimiento, o acerca de la capacidad de manejar las situaciones de la vida.
A partir de todo este cuestionamiento que me estoy haciendo en este diario, puedo tomar decisiones positivas y decidir la próxima vez que ocurra una situación así, manejarme de otra forma.
Entonces, primero está toda esta etapa de reflexión que en realidad es posterior al hecho, a todo mi estado emocional y mental que se dispara. Pero voy tomando la intención de que cada vez que vuelva a ocurrir, poder redirigir los pensamientos.
La base de esto, el objetivo, es que a medida que me voy enfrentando situaciones similares, poder estar más espabilado y poder redirigir rápidamente los pensamientos y las emociones. Poder hacerlo inmediatamente después, no al fin de la semana o al final del día.
O en el mismo momento en que se está por disparar. Cada vez más rápido e incluso anticipando los pensamientos que se van a disparar ante una situación similar.
Como podrás ir razonando, el tercer aspecto es estarse al acecho de uno mismo, observar, observarme mis reacciones, los pensamientos automáticos, la cháchara mental que tengo todo el tiempo.
Es útil, entonces, tener momentos de escucha, momentos meditativos como caminar, o hacer manualidades. ¿Por qué? Porque por lo general, cuando tenemos un momento de tranquilidad, vamos inmediatamente a taparlo con trabajo, con pendientes, a mirar el celular, a distraernos mirando series y películas.
Y en realidad necesitamos los momentos de dejar que fluyan los pensamientos. Por eso te decía también la escritura automática, escribir en papel volcando todo, ayuda un montón.
Ser consciente de los pensamientos de aquello que está de fondo taladrando y haciendo ruido, quitándonos energía. Qué tipos de pensamientos están sustentando nuestras palabras, nuestras actitudes, a veces hasta incluso nuestra salud física.
3 trampas que nos hacemos en el proceso de recableado
Ahora van tres advertencias. Porque uno a veces, en esto de cambiar mentalmente, se hace trampa a sí mismo.
1- Los atajos ultraespirituales narcotizantes
La primera trampa es querer tomar atajos. Y es, por ejemplo, copiar lenguajes, tonos de voz, la ropa, la forma de vestir, colores. Hablar solamente de temas espirituales o de superación o de abundancia, o de todos los cartelitos de terapia, de lealtades y bla bla bla, que hay dando vueltas y que suelen estar de moda. Porque sí, la espiritualidad también se ha puesto de moda y se tergiversa.
A ver, cuando pasa esto, y a veces pasa mucho al principio, cuando uno empieza a andar estos caminos. Pero se ve como una caricatura. Uno ve gente poniendo cara y sonrisas … que hasta dan miedo, porque los ojos siguen transmitiendo esa falta de paz, ese miedo, esa hiper vigilancia, ese odio, ese enojo que hay de fondo.
Y, además, se ve…, bueno: Es un estereotipo que hasta da gracia, porque parecen una secta donde se pierde la identidad. Una cosa es sitiar al cerebro de nueva información para generar nuevos cableados. Y otra cosa es narcotizarse con la espiritualidad, la “abundancia” y las terapias para no pensar.
La clave es empezar a pensar en otras cosas, en mejores cosas, sin negar la sombra, aquello que estamos pensando. No distraernos. No narcotizarnos. Y cuando estamos así de disfrazados y sectarios, se nota 500 mil kilómetros que nos estamos evadiendo. Y tarde o temprano, a la menor de que un político diga algo, que alguien se demora en la cola al supermercado, que hay una noticia, la mentalidad que sigue estando de fondo, va a emerger.
2- Ser el eterno buscador (e identificarse como tal)
La segunda trampa es cuando nos quedamos en “ser un buscador”.
A ver, todos cuando entramos al mundo espiritual o de las terapias, queremos probar de todo. ¡Y está bien!, porque hasta que uno encuentra algo que realmente le sirve, con lo que uno resuena… y, está bien probar, no quedarse con lo primero que pasa, que te da bola (como con las parejas).
El tema es cuando nos quedamos en la búsqueda eterna, sin profundizar, sin tomar un sistema o un método y hacer un tratamiento y profundizar, ir a fondo.
No: vamos, hacemos una sesión o ni siquiera una sesión: un taller, una charla explicativa… y seguimos. Todos los fines de semana, algo diferente. Y al final lo único que vamos haciendo es tener una checklist de cosas espirituales que hacer. Encaramos esto como si fuera …bueno, le dicen “la tienda de dulces espiritual”, no. Que es como meterse ahí a probar de todo.
Y esto es una actitud de gula, de querer consumir. Y el consumismo espiritual no es mejor que el consumismo material. Y, en definitiva, no te hace mejor persona ser un buscador si seguís en este bucle.
Dos años de búsqueda, bueno. ¡Pero ya 10 años! Y que cuando conocés a alguien, otro terapeuta, le tirás todo el currículum de todo lo que has hecho y a toda la gente “importante” del medio que conocés…: estás en una rueda de hámster, estas con una checklist, y es otra forma de narcotizarse.
Porque entonces yo me siento segura con todo lo que sé. Y saber no sana, saber no mejora. Es más: alimenta el ego espiritual. O sea que, sobre la cháchara mental y sobre todas las creencias y todos los problemas que tenías, ahora además, tenés un ego espiritual hiperinflado y te creés mejor… y no mejoraste ni sanaste nada.
3- El pensamiento mágico o buscando milagros/ golpe de suerte
Y la tercera trampa, es la mentalidad Bayaspirina o mentalidad Rapunzel: Esperar que algo venga y me sane. El príncipe que venga y me rescate. La pomadita mágica que me le aplique y ya me quite 80 años de encima.
Y en la espiritualidad pasa lo mismo. Queremos que en una sola sesión se resuelvan todos mis problemas económicos. Se resuelvan todos mis problemas de amores. Y de pronto todo mi entorno cambie.
Queremos la pastilla mágica que una sola toma, de una vez, me quite todo, todo el dolor.
Y claro, entonces esto sostiene también la mentalidad del buscador, porque apenas hay que hacer un tratamiento más profundo o ya hay que trabajar más; cambian de sistema, cambian de terapeuta, van a otro lado.
O apenas mejoraron un poco, sintieron un poco de alivio, dejan. Ya sienten que ya están curados, están eufóricos. Y cuando vuelve ese pensamiento, esa espiral descendente, vuelven esos recuerdos, (dicen): “Bueno, lo anterior no me sirvió, voy a probar otra cosa”. ¡Pero pará y hacé un tratamiento completo una vez en la vida!
Y saquémonos el pensamiento mágico de que “voy al huesero, y me acomoda los huesos, y ya estoy bien para el resto de la vida”. O de que con un amuleto mágico me va a ir bien, y ya voy a tener todas las parejas y todo el dinero y toda la suerte del mundo.
El pensamiento mágico en la espiritualidad se ve muchísimo, y es lo que mantiene a las personas frenadas no solamente de la sanación emocional, sino también en esto del crecimiento interno que implica tomar nuevos hábitos mentales.
Un último recordatorio
Recordá que la auto-observación te da material real y concreto para trabajar en terapia. Y también, que, sin tu propio trabajo interno, ninguna terapia te va a ayudar. Porque ninguna otra persona puede tener control en tu propia mente y en lo que decidís hacer a partir de tus pensamientos.
Ahora, si sos una oveja negra, seguramente ya tengas cierta práctica en la auto-observación y hayas identificado tus patrones de pensamiento, aquello que te nutre. Que estés haciendo un cambio.
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